París
es la ciudad de destino y la trastienda de un viejo anticuario el
lugar donde se hallan unos papeles únicos: el manuscrito de
Alexander von Hunterbrand, el abuelo de Ilona. Corre el año 2047,
pero la historia que se cuenta en esta novela de Javier Ruiz
Portella, «El escritor que mató a Hitler», se inicia en Niza, el
22 de junio de 1931, en la Villa Kérylos. La poesía late en las
primeras páginas de esta historia, en el encuentro con la mar: «Con
la mar, que se abre poderosa, frente a frente. Inmortal, ella. Y
mortal, yo. La mar y esa sed de abismos que a uno le embarga. La mar
y toda su pujanza de vida…». Dos voces, dos discursos narrativos
que se entremezclan, el futuro y el pasado como claves de la
narración, que nos advierten de los peligros que representan uno y
otro: el silencio –el pasado- y el adormecimiento, el letargo
continuo –el futuro. La historia de Hitler y el nazismo que
recorre Europa y la nueva sociedad emergente y vigilada que
representa el presente-futuro del año 2048. Ambos espacios viven la
intensidad narradora de su autor, se complementan, se metamorfosean.
El presente-futuro es el Ojo Igualitario y Sanitario que controla a
la gente, un lugar donde habitan los fálicos (varones) y las
abiertas (mujeres), existen interfollódromos comunitarios
(«Centros Cívicos que con el fin de fomentar el ocio, la diversión
y la higiene sexuales, cada Ayuntamiento pone a disposición de las
ciudadanas y ciudadanos» y una Neolengua. El pasado, en cambio, nos
conduce a los orígenes del fascismo alemán, al nacionalsocialismo
con el Führer Adolf Hitler a la cabeza. Pero sobre todo llama la
atención en esta novela la perfecta trama que la sostiene, basada en
la posible ascendencia judía del propio Hitler, y el modo en que se
desarrollan los acontecimientos: aparición de cartas, intrigas, amor
y sexo, y complot internacional como ingredientes fundamentales de
aquella.
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Título:
El escritor que mató a Hitler
Autor:
Javier Ruiz Portella
Edita:
Áltera (Madrid, 2013)
17,50
€
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Javier
Ruiz Portella ha construido, sin duda alguna, una novela sólida, que
el lector no puede dejar de leer de principio a fin. Europa aparece
como el centro del mundo –la del pasado y la del futuro-, pero en
esencia, es la misma Europa derrotada (por el totalitarismo la
primera y por los mercados la segunda). Es más, me atrevería a
decir que una novela premonitoria, porque cabe preguntarse si este
futuro que nos presenta Ruiz Portella en su narración, no es
sino presente, con algunas diferencias, pero un presente llamado a
ser el mismo futuro decadente que nos presenta esta novela. ¿Qué
será el hombre, realmente, dentro de trienta y cuatro años? ¿Es
ésta, pues, la historia de una derrota anunciada, la de Europa, y
con ella, la de toda la humanidad? Tal vez, pero no es menos cierto
que alguna de sus páginas la esperanza está presente está
presente, sutilmente, pero presente: «Para serte franca, yo no sé
si alguien puede salvar o no al mundo […] Sólo el arte puede
salvarnos. Sólo la belleza puede sacarnos de este mundo cada vez más
vulgar, feo y sin sentido en el que nos ha tocado vivir. Sólo la
belleza…, y no porque sea belleza, sino porque es verdadera». No
cabe duda alguna que «El escritor que mató a Hitler» es una
magnífica novela, y que no dejará indiferente al lector. Javier
Ruiz Portella ha sabido crear una trama y un discurso narrativo
inteligentes, aportando al mismo tiempo ideas, pensamiento y calidad
literaria.