SIN LEVANTAR CABEZA
DIARIO ALMERIA (Viernes, 13/09/2013)
No sé a que viene tanto revuelo por
el préstamo del rey don Juan Carlos I a su hija Cristina y su esposo
Urdangarín. Es normal que los padres ayuden a los hijos, y él, el
rey de España, es también padre, padre preocupado como lo están el
resto de los padres de España porque sus hijos tengan una vivienda
digna donde habitar y criar así a sus hijos, que serán a su vez los
nietos. Que don Juan Carlos haya prestado 1,2 millones de euros a su
hija y a su yerno está dentro de la lógica más apabullante. ¿No
hacen lo mismo el resto de los padres de esta España nuestra? 

Don Juan Carlos solo quería que su
hija no viviera en un pisillo de mala muerte, de 300 metros
cuadrados, cuando ella había estado acostumbrada a vivir en palacio.
Eso es todo. Es simple y llanamente la preocupación de un buen padre
por ayudar a su hija a vivir dignamente, es decir, en una vivienda
acorde con su realengo, el palacete de Pedralbes, como así se le
conoce, valorado en unos 9 millones de euros. ¿Qué es eso,
comparado con la inmensidad del océano? Peccata minuta. Don Juan
Carlos, ante todo, es padre y, como padre, no puede abandonar a sus
hijos, no puede permitir que vivan en un pisillo de 300 metros
cuadrados, ¿dónde se alojaría él cuando fuese a visitar a los
nietos?
La verdad es que no es para tanto.
Bien pensado el rey ha hecho lo que cualquier padre hace con sus
hijos: prestarle su apoyo y comprensión, y si ese apoyo y
comprensión se llama 1,2 millones de euros, no tiene la mayor
importancia.
¿Qué ocurrirá ahora, cuando su
hija Cristina se vaya a vivir a Suiza (¿casualidad?) y el pisito le
quede pequeño? Lo lógico será que su padre, el rey, vuelva a
prestarle dinero, lo normal en cualquier familia de bien. Lo único
que ya no cuadra tanto es que después de tanta tinta vertida sobre
los tejemanejes de su marido, Urdangarín, lo verdaderamente
escandaloso es que tengamos que pagar los españoles 400.000 euros
por la seguridad de la infanta Cristina en tierras de bancos y
fortunas ocultas. ¿Por qué no corren a cargo de la Caixa, entidad
que contrata sus servicios, todos los gastos que genere la infanta?
Lo peor de todo esto es que, al
final, siempre pagan los mismos, los de siempre, los ciudadanos de a
pie, y entre tanto pillaje, venga de donde venga, sea de los
banqueros, la realeza, los políticos, etc, etc, no vamos a levantar
la cabeza nunca.